sábado, 28 de julio de 2012

jueves, 19 de julio de 2012

POR FAVOR, YA DEJE DE SUBESTIMARSE


Por Bertha García Vasconcelos

Es tan común, pero tan difícil darse cuenta que usted se está devaluando. Las mujeres nos subestimamos con mayor frecuencia que los hombres, y esto se debe a que durante generaciones las mujeres no fueron consideradas iguales a los hombres en capacidades, oportunidades y fines. La mujer fue educada para casarse y tener hijos, así que para muchas mujeres ese ideal se introyectó y se lo creyeron, aun en el siglo XXI, por lo que de no llenar ese ideal en sus mentes, se pueden sentir desdichadas y de menor valía.

Una mujer se pone en riesgo cuando ha sufrido una pérdida y está en duelo. Podría establecer una relación dañina o tormentosa con el hombre o mujer equivocados porque se encuentra vulnerable emocionalmente, pero lo más seguro es que ella en su necesidad afectiva no se da cuenta que se está aventando a un abismo del cual saldrá muy raspada y herida. 

La mayoría de las mujeres no aprendimos a cuidarnos. Me refiero a cuidar su salud física, mental y emocional, a procurarse una vida satisfactoria, aun sin una pareja. Las emociones en las mujeres pueden ser turbulentas por diferentes motivos: aprendizaje, hormonales, bioquímicos, genéticos, rumiar el pasado, pensamientos obsesivos autodestructivos y destructivos, adivinar el futuro, generalizaciones, catastrofizar, dramatizar, etc. Y se expone a sí misma para sufrir de depresión, trastornos de ansiedad, emociones intensas como el resentimiento y el odio que son manifestaciones del enojo, que la llevan a padecer de enfermedades cardíacas, digestivas o cáncer.

FORMAS EN QUE LAS MUJERES SE SUBESTIMAN

Las mujeres se subestiman y devalúan a sí mismas porque no se sienten merecedoras ni capaces de forjarse su felicidad ellas mismas. Se les dificulta relacionar sus logros con sus propios esfuerzos. Se sienten como víctimas de las circunstancias de la vida sobre las cuales creen no tener poder alguno.

Ejemplos de situaciones en las que se podría estar subestimando:

1.     Estableciendo una relación con un hombre sin conocerlo realmente, infiel, aprovechado (en lo material y económico), abusivo (verbal, emocional o físicamente), etc.
2.     Quedarse en situaciones que la hacen sentir devaluada, sea cual sea, sin buscar alternativas que mejoren su vida.
3.     No poner límites en sus relaciones de forma asertiva, sino que actúa de manera  agresiva, pasiva o agresiva-pasiva.
4.     Se deja consumir por sus emociones intensas con una gran resistencia a cambiar los pensamientos que las generaron. Es una forma de autocastigo o masoquismo.
5.     Se siente culpable y/o culpa a los demás de su desdicha.
6.     La culpa genera autocastigo, por lo que se autosabotea, una y otra vez. Deja de hacer cosas para sí misma por que actúa desde la culpabilidad.
7.     Siente que puede sola, que usted tiene la razón siempre, quiere que los demás hagan las cosas como usted quiere y a la hora que quiere; la arrogancia y soberbia es signo de baja autoestima.
8.     Si padece de depresión o algún trastorno de personalidad, es probable que su percepción de valía personal se halle deformada y sienta poca confianza en sí misma para darle la vuelta a una situación para su bien o lograr su felicidad.
9.     Es codependiente; tiene una gran necesidad de controlar a los demás. Establece con sus hijos, pareja o familia vínculos afectivos enfermizos.

En fin, son muchos los ejemplos de ocasiones en las cuales las mujeres nos subestimamos y nos autodevaluamos.

Si usted se está subestimando y se está lastimando a sí misma de alguna manera sin que pueda hacer nada al respecto por más que lo ha intentado, busque ayuda profesional de inmediato con un psicoterapeuta calificado. Atrévase a ser feliz. ¡Lo merece!

domingo, 15 de julio de 2012

SER FIEL A SI MISMA


Por Bertha García Vasconcelos


Definitivamente no es nada fácil ser fiel a sí misma. ¿Por qué? Porque como mujeres hemos sido condicionadas a depender más del afecto y la aprobación social y familiar, además que, por lo general las mujeres somos más empáticas y nos preocupamos más por la unión de la familia.

Durante muchos años he tomado algunas decisiones por quedar bien, para complacer a algún ser querido o cuidando de no herir susceptibilidades. Cuando miro hacia atrás puedo contar cada una de esas decisiones, que al no haberlas consultado con mi corazón, he tenido que dar marcha atrás cuando me doy cuenta que me he herido a mí misma. Es como clavarse un puñal por la espalda, porque representa una traición a una misma. Y lo peor es que nadie nos obligó a tomar esas decisiones.

Si bien en ocasiones es importante tomar en consideración a los demás, en otras situaciones es fundamental preguntarse a sí misma antes de tomar una decisión relevante. ¿Quiero? ¿Lo deseo? ¿Voy a estar bien con esa decisión a mediano o largo plazo?

¡Qué difícil es deshacer lo que iniciamos sin convencimiento! No se lamente. Es preciso enfrentar la situación porque no somos felices. Es necesario asumir las consecuencias de nuestra decisión de cerrar un círculo para abrir otro. Continuar con la farsa es traicionarse a sí misma. Es no ser honesta con una misma, no ser auténtica. ¡Qué precio tan grande se paga por no haber enfrentado a tiempo la “posible” reacción de la madre, la pareja o del hijo!

La libertad de elección es la última libertad del ser humano. La próxima ocasión que necesite tomar una decisión respecto a sus sueños, proyectos y metas, pregúntese a sí misma después de un análisis racional; consulte a su corazón si eso es lo que realmente desea hacer o se está sintiendo obligada por alguna razón. Usted es la única que necesita estar convencida.

Si tomó una decisión para complacer a otros, no se odie. Haga un plan de acción que la lleve al lugar donde deseaba o desea llegar. Aun es tiempo. Comience de nuevo. Afortunadamente cada día nos brinda una nueva oportunidad para recomenzar. Asuma sin temor las consecuencias afectivas, económicas, etc. de rectificar. No pierda más tiempo…    


Imagen: Isabel Allende, una mujer auténtica